Práctica 12: taller con José Hernández Ortega [Propuestas para el desarrollo competencial de la DLL]
PROPUESTAS PARA EL DESARROLLO COMPETENCIAL DE LA DLL
[TALLER A CARGO DE JOSÉ HERNÁNDEZ ORTEGA]
El lunes 15 de mayo, los alumnos de la asignatura Investigación, Innovación y Uso de TIC en la Enseñanza de Lengua y Literatura del curso 2022-2023 --o, lo que es lo mismo, #INVTICUA23--, fuimos afortunados de que a nuestra clase se presentara el profesor de lengua y literatura José Hernández Ortega, cuyo nombre es bien conocido en el ámbito de la investigación didáctica.
Fueron varias las actividades que realizamos durante el tiempo que estuvo este profesor con nosotros, pero si hay algo que mayor impacto tuvo en mi, fue la forma práctica y sutil que tuvo de mostrarnos la aplicación de distintas estrategias, particularmente, de gran utilidad cuando se presenta el momento de dirigir un aula.
Sin ir más lejos, uno de estos primeros ejercicios fue una ficha comparativa entre dos obras de arte, Las tres Gracias, de Rubens y las Señoritas de Avignon, de Pablo Picasso. Esta hoja era más bien un pretexto para enseñarnos a captar y mantener focalizada la atención de los estudiantes, margen que a su vez da pie para analizar sus distintas dinámicas. Además, tuvimos la oportunidad de experimentar en primera persona la coevaluación, un método de evaluación que implica a los propios integrantes del grupo clase en la gradación de las actividades.
Antes de entrar propiamente en materia, el profesor se tomó unos minutos para preguntarnos a la clase sobre nuestras propias experiencias durante nuestros años como adolescentes. Cotejando el conjunto de los testimonios, llegamos a la conclusión de que, si hay algo que deje huella en los alumnos, eso son rasgos de los aspectos más humanos de la docencia; entiéndase, empatía, humor, etc.
Basándome en los docentes que marcaron mi paso por la Secundaria y Bachillerato, las características que yo valoraría en el profesor ideal incluirían las siguientes:
1. Fe, tanto en sí mismo como en las capacidades de sus alumnos
2. Un sentido del humor que facilite un ambiente de clase positivo
3. Curiosidad por seguir formándose y creciendo junto a sus estudiantes
4. Ilusión por descubrir nuevos límites
5. Honestidad y transparencia en sus métodos didácticos
6. Humildad, porque no hay cualidad que imponga mayor respeto
7. Suficiente creatividad como para volver sus clases interesantes
8. Flexibilidad, para poder adaptarse a cualquier circunstancia
9. Un razonable nivel de entusiasmo nunca viene mal para volver las sesiones más dinámicas
10. Mucha empatía, para que la relación entre docente y discente sea una de mutua confianza
Uno de los principios esenciales que Hernández estableció desde el inicio, fue dejarnos bien claro que cualquier futura propuesta que diseñemos para nuestros alumnos, debe cubrir las cuatro grandes destrezas de la lengua: escuchar, hablar, leer y escribir.
Nos habló, además, de la diferencia entre calificar y evaluar, recalcándonos la importancia de diseñar una evaluación enfocada desde la perspectiva competencial del aprendizaje.
De esto se deriva que, a la hora de evaluar el desempeño de sus estudiantes, un profesor deba atender a los siguientes aspectos:
1. Conducta
2. Personalidad
3. Competencias
4. Contenidos
Cabe mencionar que sus lecciones sobre evaluación no se quedaban aquí, sino que además fue tan amable de proporcionarnos una lista de instrumentos.
1. Corubrics: hoja de cálculo con la que, a la vez, el alumno puede autoevaluarse (20%), sus compañeros coevaluarlo (20), y el profesor heteroevaluarlo (60%).
2. Palabreto: para formar palabras, cuando aparece algún término del que no se conoce el significado, la página redirige a la plataforma digital de la RAE.
3. Socrative: un test de preguntas de dinámica similar a la de Kahoot!
Por supuesto, esta charla tan ilustrativa no podría haber concluido sin otra joya de estrategia. Estaríamos hablando aquí de un formato de presentación que resulta impactante, no por emplear complicados sistemas de IA, sino por aprovechar las características que ofrece una herramienta tan extendida como PowerPoint, para diseñar diapositivas que tengan en cuenta los principios del Diseño Universal de Aprendizaje --o DUA, para abreviar--. Siguiendo esta línea, nos enseñó en unos pocos pasos cómo una presentación normal podía facilitarle el acceso a los contenidos a alumnado con visión reducida, por ejemplo.
Todo lo que me queda decir es lo mucho que aprecio que esta asignatura nos haya acercado a docentes, investigadores y mentes innovadoras como las de José Hernández Ortega.
Muchas gracias, y un saludo.
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