Práctica 2: autobiografía lectora

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[CÓMO CONVERTIR CUATRO PAREDES EN UN MULTIVERSO]

¡Qué aproveche!

Permanecer como un recluso en el mismo espacio, interactuando con las mismas caras una y otra vez, y sin una rutina que estabilice o le ponga emoción a tus días, no solamente es un riesgo de dimensiones letales para tu cuerpo. Lo primero que se amotina contra ti son tus propias neuronas.

Cuando te ves en estas tesituras, no te queda mucho más que buscarte tu propio entretenimiento. Ya sabes, un poco de alimento para el alma, porque como bien insiste el cura en reiterar: «No solo de pan vive el hombre». ¡Pues a por pan se ha dicho!

Y no de cualquier marca, no…

Es más, ¿por qué limitarse a la panadería, cuando puedes guisarte tu Valhalla particular? Desde la casa recomendamos empezar por un poco de manga, a modo de aperitivo, con unos platillos de Kakegurui (Yasuko Kobayashi/Homura Kawamoto), The Promised Neverland (Kaiu Shirai) y Made in Abyss (Akihito Tsukushi), para ir haciendo boca. 

Ahora, no es aconsejable tampoco atiborrarse ya en los entrantes, porque nuestros platos estrella, The School for Good and Evil (Soman Chainani) y Shadow and Bone (Leigh Bardugo), respectivamente, maridan de forma armoniosa con una copa de Twilight (Stephenie Meyer), siempre tan manido por lo confiable que es. Cabe decir que, a modo opcional, el segundo plato principal podría acompañarse también con una guarnición de Chainsaw man (Tatsuki Fujimoto).

Y ya para finalizar este atracón, el favorito de casi todos, el postre. No podemos sino recomendar una buena ración de Heartstopper (Alice Oseman), que nunca falla en dejar con la miel en los labios, pero en el sentido más goloso de la expresión, por supuesto.

Y si por casualidad salieras vivo y cuerdo de este encerramiento, piensa que, si no para montarte tu biblioteca personal, de lo que te habrá servido, es de prueba. Si no, ¿cómo ibas a comprobar si serías elegible para un programa espacial?